Actualmente podemos adquirir y hacer el envio de flores vía telefónica, o bien, mediante la solicitud y pago de dichos servicios a través de internet. Pero, ¿de dónde viene la costumbre de regalar flores? ¿Se trata de una tradición?
Hay indicios de la existencia de diferentes teorías que explican el origen de la costumbre de regalar flores y que podría encerrar el nacimiento de dicha tradición. Una de las versiones más antiguas que puede rastrearse se esconde en el lejano Oriente. Se cuenta en una antigua leyenda en el islamismo, que un ángel fue desterrado del paraíso por Alá, tras descubrir que se había enamorado de una mujer.
El perdón únicamente le sería otorgado al ángel si lograba plantar flores de no-me-olvides alrededor de todo el mundo. El ángel desterrado contó a su amada la condición con que Alá le perdonaría y a pesar de la dificultad de la tarea, ella se ofreció a ayudarle a cumplirla. El amor y sacrificio del que hicieron gala los enamorados logró conmover a Alá y éste le otorgó a la mujer la inmortalidad y a la pareja le abrió las puertas del paraíso.
A pesar de que no está muy claro si se puede referir a esta leyenda el nacimiento de la tradición de regalar flores, hay datos que indican que en la antigua Roma se celebraba una fiesta floral que estaba dedicada a la diosa Flora, en la mitología romana, la diosa de las flores.
Debido a que no es fácil encontrar fuentes que demuestren cuándo surgió esta costumbre en épocas muy antiguas, quizá es necesario que situemos el surgimiento de dicha tradición en la época medieval, ya que es seguro decir que se han encontrado en la literatura de la época, indicios que sugieren que las flores se percibían como algo capaz de transmitir un significado en concreto.
Cabe mencionar que en épocas anteriores se han encontrado pistas que demuestran que las flores eran utilizadas en los antiguos rituales fúnebres, sin entender realmente qué significado pudo haber tenido para las personas de esas eras tan antiguas, que apenas es posible encontrar la presencia de civilización.
En épocas no tan antiguas, se considera que las flores tenían un papel con mayor peso, eran utilizadas en celebraciones o festejos, en eventos sociales y seguían presentes en los funerales. En algunas culturas antiguas, las flores tenían un valor que las vinculaba a deidades. En la Edad Media se utilizaban las flores con el propósito de ocultar olores desagradables, con fines ornamentales en inmuebles e incluso en las personas. También se sabe que las personas solían regalarse flores, pero sin una interpretación muy clara.
Igualmente se sabe que en la época victoriana era posible hallar una especie de manual que contenía el significado de las flores. A este arte se le llamó florigrafía, se cree que este arte proviene de oriente, más específicamente se dice que el arte del lenguaje de las flores nació en Persia alrededor del siglo XVII. En los países del este ya se había creado una muy larga simbología del mundo de las flores según sus colores, formas y tipos distintos. De esta forma, cada flor tenía un significado en específico según el matiz que poseyera. En países como Estambul estaba muy arraigada la florigrafía, por lo que al regalar una flor se demostraban estados de ánimo, emociones o sentimientos a través de dichos obsequios.
Posteriormente, durante el romanticismo, el lenguaje floral se extendió a lo largo y ancho del continente europeo, era una nueva forma de expresar las emociones y sentimientos, la capacidad que tenían las flores de compartir esas emociones se transmitían de generación en generación. Durante esta época, las parejas y los amantes utilizaban el envio de flores para comunicarse sus sentimientos por medio de los significados encriptados que se le daba a cada flor.
Por ello esta época es considerada como la era dorada y de mayor esplendor del lenguaje de las flores, que pasaba a través de las generaciones como un secreto familiar, con significados tan extensos que superaban los límites de lo amoroso; cada especie poseía un significado general y en ocasiones otro característico, eran tiempos en los que las flores eran mensajeras de sentimientos tan apasionados que únicamente podían ser transmitidos a través de ellas, la manera más fiel de expresar las emociones y una de las pocas formas socialmente aceptadas de dar a conocerlas en aquellos tiempos.
Es quizá entonces que la tradición y la costumbre se arraigó en la sociedad y la cultura que ha devenido hasta nuestros tiempos, puesto que el envio de flores sobrevive como motivo de hacer saber los sentimientos que se tienen hacia otras parejas o son obsequios que se hacen entre parejas, familiares y amigos con la intención de expresar admiración, cariño o gratitud.
Lo cierto es que, con el paso de los años, la florigrafía ha ido desgastándose y ha perdido un gran número de significados, la simbología que una vez se consideró como un arte dejó de transmitirse hacia las nuevas generaciones, y, en última instancia, únicamente hemos alcanzado unos pocos vestigios que sobrevivieron y que quizá sigan vigentes para las futuras generaciones.
Finalmente, ahora existen épocas especiales en las que todavía es costumbre regalar flores, el día de San Valentín está destinado para hacer saber a las parejas los sentimientos amorosos, en el día de las Madres suele regalarse flores a las mamás para demostrar cariño y gratitud. En nuestro país, en el día de Muertos se usa flor de cempasúchil en las ofrendas. Mientras que en la época navideña son las nochebuenas las que alegran y adornan la temporada.
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